¿Sabías que no todas las abejas tienen el mismo color (amarillo y negro) y que no todas viven en colmenas? Prepárate para conocer a la abeja blanca, un insecto singular que desafía nuestros estereotipos sobre estas aladas criaturas.
Familia y nombre científico
Pertenece a la gran familia Apidae, igual que sus primas las abejas productoras de miel. El nombre que le ha dado la ciencia a esta especie es Amegilla quadrifasciata y aunque puede parecer complicado, nos aprota mucha información.
«Amegilla» es el género al que pertenece esta abeja, es como un apellido en la clasificación de las especies. Y bueno, hay muchas otras abejas que también tienen este «apellido», pero con diferentes «nombres de pila», es decir, diferentes especies dentro del género.
El término «quadrifasciata» se descompone en «quadri-«, que es un prefijo que viene del latín y significa «cuatro», y «fasciata», que puede traducirse como «bandas» o «franjas». Juntándolo todo, «quadrifasciata» sugiere que esta abeja tiene «cuatro bandas«.
Entonces, en palabras más sencillas, el nombre «Amegilla quadrifasciata» nos da una pista sobre su apariencia, diciéndonos algo así como «la abeja del grupo Amegilla que tiene cuatro franjas«. ¡Es como un código secreto que, una vez que lo entiendes, te cuenta un poco más sobre el insecto!
Las abejas blancas prefieren vivir en solitario
Cuando hablamos de abejas, nos viene a la mente una colmena, una vida organizada, trabajo en equipo… Pues las abejas blancas a diferencia de las productoras de miel que viven en grandes comunidades, petencen al grupo de abejas solitarias. Esto significa que cada hembra construye su propio nido, busca su propio alimento y cuida de sus larvas.

¿Las abejas blancas producen miel?
Aquí viene una pequeña decepción, no producen miel. Al ser abejas solitarias, no tienen la infraestructura adecuada para realizar esta tarea que requiere de una estructura muy compleja.
Por este motivo, no son utilizadas en la apicultura, ya que esta tarea está orientada principalmente a la producción dl dulce manjar.
Beneficios en los ecosistemas de la presencia de las abejas blancas:
A pesar de que no sean utilizadas por el ser humano, realizan una gran labor en nuestros ecosistemas. Es cierto que no nos brindan miel, pero las abejas blancas son grandes polinizadoras, lo que significa que ayudan en la reproducción de muchas plantas. Al visitar las flores en busca de alimento, transportan el polen de una flor a otra, permitiendo que las plantas produzcan frutos y semillas. Así, contribuyen de manera significativa a la biodiversidad y a la producción de alimentos.
En resumen, el nombre de abeja blanca viene del color de su cuerpo, y aunque no sean las estrellas de la apicultura, son indispensables para la naturaleza. Asique recuerda que cada criatura, sin importar su tamaño o su color, tiene un papel en este maravilloso planeta. ¡Sigamos aprendiendo y protegiendo a todos los miembros de nuestro ecosistema!
Referencias
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