Si eres un apicultor o simplemente alguien interesado en el fascinante mundo de las abejas, es probable que hayas escuchado hablar de las pecoreadoras. Pues son unas obreras con una labor muy importante en el exterior de la colmena. ¿Quieres saber qué tareas realizan? En este artículo, resolveremos todas tus dudas.
¿Cuál es su labor dentro de la colmena?
Las pecoreadoras son responsables de buscar fuentes de alimento o lugares donde poder recolectar el néctar y polen de las flores, para llevarlo de regreso a la colmena. Vuelan por los campos y jardines hasta emcontrar una fuente de alimento. Esta labor es fundamental para la supervivencia de la comunidad de abejas, ya que el néctar es utilizado para alimentar a las crías y producir la miel, y el polen es una fuente de proteínas necesarias para su desarrollo.
Generalmente, en una colmena, algunas abejas obreras, cuando se hacen adultas abandonan sus tareas habituales y se convierten en pecoreadoras.
¿En que se diferencian de otras obreras?
Estas abejas cuentan con una serie de características especiales que les permiten realizar su trabajo eficientemente. A continuación, te presentamos algunos aspectos clave sobre las pecoreadoras:
Características físicas
Por norma general las pecoreadoras suelen ser abejas adultas jóvenes, de mayor tamaño que otras abejas dentro de la colmena. El ser más grandes les permite transportar mayores cantidades de néctar y polen de regreso a la colmena. ¿Cómo lo hacen? Pues utilizando su probóscide, una estructura alargada similar a una lengua que les permite chupar el néctar de las flores. Además, recogen polen adhiriéndolo a sus patas traseras y abdomen, utilizando unas estructuras especializadas llamadas cestas de polen.
También podemos encontrar diferencias en las alas, que son más fuertes para poder realizar vuelos más largos en busca de alimento.
Comunicación y orientación
Una vez que una pecoreadora encuentra una buena fuente de alimento, regresa a la colmena y comunica su descubrimiento a sus compañeras mediante un complicado sistema de danzas conocido como «danza de la abeja». Estos bailes proporcionan información detallada sobre la dirección, distancia y calidad de la fuente de alimento, permitiendo que otras abejas puedan encontrarla rápidamente.

Ciclo de vida de las pecoreadoras
Las abejas desde que son un huevo hasta que se convierten en pecoreadoras, pasan por una gran cantidad de fases diferentes. Son las siguientes:
Nacimiento: Todo comienza cuando una pequeñísima larva nace de un huevo en la colmena.
Infancia: En sus primeros días, esta larvita es alimentada con jalea real, un alimento especial que producen las abejas nodrizas. Luego su dieta cambiará a una mezcla de polen y miel.
Adolescencia: Después de ser bien alimentadas, forman un capullo y se convierten en pupas. Aquí es donde sucede la magia y se transforman en abejas adultas.
Vida adulta: Una vez que salen de su capullo, las abejas no se lanzan de inmediato a recolectar néctar. ¡No señor! Comienzan haciendo trabajos dentro de la colmena como limpiar las celdas y alimentar a las larvas. Luego, a medida que van madurando, realizan otras tareas como recibir el néctar de las pecoreadoras o cuidar la entrada de la colmena.
La vida de pecoreadora: Después de hacer todos esos trabajos, ¡llega el momento emocionante! Alrededor de los 21 días de vida, la abeja se convierte en pecoreadora. Ahora, su misión es salir al mundo, recolectar néctar y polen de las flores y traerlo de regreso a la colmena. Esta etapa es bastante arriesgada porque enfrentan muchos peligros: desde arañas hasta pájaros y, a veces, condiciones climáticas difíciles.
El retiro: Desafortunadamente, las abejas pecoreadoras no tienen una «jubilación», ya que después de varias semanas de duro trabajo, sus alas se desgastan y finalmente terminan su ciclo de vida.
En conclusión, las pecoreadoras son abejas especiales dentro de una colmena que tienen la importante labor de recolectar néctar y polen de las flores. Su trabajo es vital para el correcto funcionamiento de la colmena y la producción de miel. A través de sus características físicas, comportamiento y comunicación con sus congéneres, aseguran el abastecimiento de alimento necesario para la supervivencia de la colonia.
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